23.4.13

Cuando Phil Spector metió la zarpa en los Beatles



Let it be, además de la banda sonora del anuncio de Danone, fue el último álbum de estudio de The Beatles, a pesar de empezar a grabarse antes que el de la mítica portada del paso de cebra. Let it be se publicó en Reino Unido allá por 1970, dando por finalizada la hasta entonces imparable carrera artística del grupo de Liverpool.

Con este álbum empezaron las peleas en el barro sesiones de grabación en 1969, bajo el nombre inicial de Get Back y la descripción del sutil Lennon de “el pedazo de mierda peor grabado con el ambiente más asqueroso de la historia”. Este proyecto, que fue apartado en abril para dejar paso a Abbey Road, contó con la producción del excéntrico Phil Spector, el malhumorado creador del mundialmente conocido “muro del sonido”, quien apareció en escena llamado por George y John.

Si ya había tensiones en el llamado “Álbum Blanco”, donde cada Beatle parecía estar trabajando en un mini disco por separado, en Let it be el ambiente que reinaba entre ellos apenas dejaba que coincidieran en el estudio, siendo el pobre Paul el único que aún intentaba alargar, sin éxito, la vida del grupo. Aún así, también hubo momentos tensos durante Abbey Road, donde la producción fue mucho más relajada. Sucedió cuando a Yoko, que no sabe que con la comida no se juega, le dio por levantarse de la cama (sí, le habían instalado una cama en el estudio) para robarle una galleta a George Harrison, quien la llamó "zorra" mientras miraba impotente desde el otro lado del cristal, donde también estaba John Lennon. Pero eso otro día.

Por la grabación de Let it be se produjo el concierto más famoso de la historia en el propio tejado de Apple, en Savile Row. Paul McCartney, en un intento de salvar The Beatles como muestra de su nuevo papel de sucesor de Brian Epstein, había sugerido la creación de un disco que les devolviera a sus lejanos inicios de rock and roll y que les permitiera volver a tocar en directo. Desde 1966 y para el horror de sus pobres fans, el grupo no había vuelto a pisar un escenario como método para centrarse en la búsqueda de nuevos sonidos más trabajados, siendo el primer disco de esta etapa el mítico Sgt. Pepper's, que abrió la puerta a la psicodelia y a los álbumes conceptuales. Sería entonces cuando Mick Jagger diría "yo también quiero" y nacería Their Satanic Majesties Request.

Con la mano de Phil Spector de por medio, Let it be tuvo todo lo contrario a la frescura del rock and roll revivido que había pedido Paul. El productor norteamericano, del que se dice que le gustaba llevar una pistola encima, no dudó en meter su muro de sonido, inundando las piezas de orquestas y coros, y acabando con la paciencia de McCartney, sobre todo con la edición de The Long and Winding Road.

Años más tarde, en el 2003 se publicó Let it be… Naked, la versión con remezclas de las grabaciones originales en las que Paul manda a freír espárragos a Spector. Ahora, se ha publicado en edición digital y se ha añadido 20 minutos extra de conversaciones en el estudio y fotografías. El batería, por su parte, apuesta por McCartney: “Cuando lo escuché por primera vez, me asombré. Me devolvió a los tiempos cuando éramos un grupo, cuando éramos The Beatles”. Muy conmovedor, Ringo. 

12.4.13

Semana Bowie (III): El extraterrestre y la Iguana

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Tras el despegue que dio su carrera en los 70, David Bowie se ha codeado con multitud de personalidades influyentes de la época, coloridas y vanguardistas, para servirse de su inspiración o incluso para abrirles paso cuando su trayectoria parecía estancada, como fue el caso de Iggy Pop.

David Bowie descubrió artísticamente a Iggy, a quien desde siempre le ha gustado mucho eso de lucir torso, a principios de los 70, muy poco antes de empezar a ser conocido como Ziggy Stardust, el extraterrestre de pelo naranja, y con ello, dar el paso a la fama. Iggy Pop, maníaco salvaje y greñudo de pantalones ceñidos y camisetas inexistentes, tenía una personalidad abrasadora en el escenario y junto a The Stooges, en medio de la vorágine del glam rock, dio los primeros pasos de lo que sería el nuevo movimiento del punk.

A pesar de su tremendo potencial, en Reino Unido no parecía acabar de cuajar esta figura de rock garaje salvo en David Bowie, quien se llevó a Iggy y a unos reunidos Stooges en 1973 (después de un parón unos dos años antes) para grabar Raw Power. Aún así, la mezcla del disco, hecha por Tony DeFries, se hizo lejos del alcance de Iggy, quien editó en el 97 una versión sobre cómo debería haber sonado el disco. A lo Paul McCartney y Let it be. Fue entonces, después de Raw Power, cuando The Stooges desaparecieron, con el consecuente ingreso de Iggy en una clínica mental y drogas a punta pala.

En el 77, después de ser detenidos un año antes en Nueva York por tenencia de drogas y con la inauguración de la trilogía de Berlín a través de la creación de Low, David Bowie produce The Idiot y Lust for Life a Iggy Pop, acompañado de una gira conjunta con Blondie de teloneros. Toda la fiesta. Esto ocurrió durante su estancia en la capital alemana mientras vivían con el productor Brian Eno, compartiendo piso cual estudiantes. Según Paul McGuinness, mánager de U2, en el piso se oían cosas como “Has cogido mis calcetines, hijo de puta”. Yo habría esperado algo como “Devuélveme el gloss, he quedado con Mick Jagger” o “¿Alguien ha visto mis plataformas?”

En palabras de Angie Bowie, aquello fue “una luna de miel para David e Iggy” y es en esta época cuando surgió el ya casi dicho popular de que Bowie funcionaba a base de leche y cocaína. De todas formas, dentro de poco esta relación en la etapa berlinesa de Bowie y Pop será objeto de producción cinematográfica en una película que tendrá por nombre Lust for life (con sus nombres reales, no como en Velvet Goldmine, donde por cierto, Ewan McGregor se echa encima más purpurina que David Bowie y Marc Bolan juntos en toda su carrera).